La nueva de Huguito

He necesitado unas pocas horas, casi 48, para digerir lo proferido por mi amigo el gorila rojo en la cumbre de MERCOSUR. Su amigo Fidel se va recuperando, dice. Pero tiene ya ochenta años, arguye posteriormente. La edad, se lo va a complicar, reitera.

Ay, Huguito, cuándo vas a aprender –nunca, no hace falta que contestes, la pregunta era retórica- que los dictadores donde mejor están es en la tumba. Y Fidel es un dictador. Y de los malos. Ah no, perdóname. Es tu maestro.

Sí, porque hace no demasiadas fechas fueron las presidenciales de Venezuela, que, como no cabía esperar de otro modo, ganaste. A ver quién se atreve a llevarte la contraria en ese paraíso bolivariano, ¿no? Más cuando querías que te hicieran presidente vitalicio. El golpista metido a presidente, para pasar a ser dictador. Si es que con lo bien que suena, es lógico que no hayas querido renunciar a ello. Y yo que te creía tonto, Hugo… Esta osadía mía no es buena.

Mas luego, un poco más al norte del paraíso chapista, nos encontramos con la patria del Bacardi y los Montecristos, donde Fidel, o está muerto y nadie lo dice, o está vivo y nadie sabe de él. Me da que, para desesperanza de los cubanos, está vivo. Pero, como Cuba es un país repleto de libertad -de hecho es su principal exportación- se informa puntualmente a los ciudadanos del estado de salud de su jefe de Gobierno. Sin imágenes desde septiembre, que ya es decir. Va a ser que, como Adidas es la marca que hace la ropa deportiva de las selecciones cubanas, y a Fidel no se le ocurrió sino salir con el chándal del equipo olímpico, y la marca alemana es capitalista, está pagando sus pecados.

Por cierto, amigos míos. No se os olvide, que a mí casi se me pasaba ya, invitarme a la fiesta de admisión al club de los dictadores de Hispanoamérica cuando hagáis socio a Correa, el de Ecuador. Que es de vuestro pelaje. Aunque, por ahora, espero equivocarme aún.